viernes, 21 de febrero de 2014

Historia de Los Monigotes


La elaboración, exhibición estática o procesional y culminación con quema del Año viejo, en medio de una fiesta cargada de símbolos, hace parte de las celebraciones de fin de año o noche vieja. 
Los muñecos que se elaboran en familia, grupos de amigos o vecinos y se exhiben en los barrios y fuera del concurso que algunas autoridades regionales organizan, generalmente representan en forma no específica a un anciano con pelo canoso y arrugas, con expresión triste o lastimera si la máscara es muy elaborada.


Significado 
La incineración a la medianoche del 31 de diciembre del muñeco es un ritual de purificación para alejar la mala suerte o las energías negativas del periodo que termina, así como de transición pues también se celebra la llegada del nuevo año aboliendo lo anterior. Como ritual de fuego representando la supresión de lo pasado para permitir una regeneración del tiempo y de las energías, la quema de un muñeco es común en muchas culturas y aun con transposición de fechas y de épocas tiene similares significados. 
Orígenes 
En la mayoría de países latinoamericanos a la costumbre se atribuye un origen hispánico y en España costumbres similares posiblemente sean derivados de rituales antiguos paganos europeos como las saturnales de los romanos o los rituales celtas como el Olentzero en el País Vasco y Navarra en España. En algunos países, como Perú y México, la costumbre ya tenía antecedentes autóctonos aborígenes prehispánicos en ritos agrarios y purificadores, y algunos de sus elementos como danzas y el vestuario de la comparsa se han incorporado al ritual actual como parte del sincretismo propio de una cultura mestiza. La noche del 31 los sí llamados viejos son expuestos en las puertas con los famosos testamentos.