La elaboración de Monigotes Gigantes para fin de año, en la ciudad de Guayaquil se viene desarrollado desde hace más de una década, con la iniciativa de crear arte y cultura en los diferentes puntos del sur de la ciudad. Esto ha llamado mucho la atención a las autoridades, quienes desde el año 2009 vienen organizando un concurso de estos monigotes con el auspicio y organización del GAD Municipal de Guayaquil y el Diario el Universo.
viernes, 21 de febrero de 2014
Logotipo para el Concurso
Siguiendo con la misma línea cromática, para no perder la unión del evento con el público, este es el logotipo. Las banderas claramente muestran que es de la ciudad de Guayaquil, y forman una especie entrada hacia “MONIGOTES GIGANTES”, invitando al público a asistir a admirarlos. La tipografía usada connota peso y rigidez, rasgos característicos de los años viejos enormes.
Este logotipo debe actuar como constante en todas las piezas gráficas que se realicen para el evento
Concepto de Campaña
Según lo analizado con todas las propuestas presentadas por cada uno de los integrantes del grupo se llegó al acuerdo de que el concepto que manejaremos para la campaña sera: “Premiar el arte urbano con tu asistencia”.
Para fundamentar el concepto, en la entrevista que se realizó al Concejal Manuel Samaniego, primer promotor del evento, nos mencionó que su idea partía de esto, premiar al arte urbano de los barrios del Sur; además en las entrevistas realizadas a los creadores de los monigotes, todos dijeron que su motivación era realizarlos por hobbie o por tradición, ya que la construcción de estas enormes obras de arte, nación como arte para exhibirse.
En una entrevista realizada por el diario el Comercio a Boris Cajas, artista de uno de los monigotes que realizó 4 monigotes gigantes de los caballeros del zodiaco, dijo que gasta alrededor de $400 en cada muñeco, haciendo cálculos, en los cuatro muñecos gastó $1600.
En la entrevista que realizamos a Carlos Célleri, nos mencionaba que en sus monigotes de Los basquetbolistas de los Looney Toons, aún sin terminar ya iba gastando más de $1500 dólares.
Este dinero invertido lo sacaban de sus propios bolsillos, o de ayuda de los vecinos y gente que pasaba y hacía su pequeña donación, pero la principal emoción de hacerlo es ver cómo la gente asiste a sus monigotes, se toman fotos y pasan un momento ameno.
Por este motivo el concejal Manuel Samaniego, organizó el concurso para para premiar la destreza y el tiempo que invierten estos artistas e animarlos a que sigan realizando este arte ayudándoles con un incentivo económico que les permitiría usar para el siguiente fin de año.
La manera con la que él y su equipo de jurado calificador, que lo conformaban algunos representantes de la empresa privada y diarios, realizaba la elección del ganador, era según la cantidad de personas que asistían al monigote, es decir, mientras más personas visiten e interactúan con un monigote, ese está próximo a ganar.
Línea Gráfica Anterior
• Hoja de Inscripción y Volante de premiación y clausura
• Bases del Concurso de monigotes gigantes
Letrero de premiación y clausura del evento
Cheque de Premiación
En términos generales, la campaña gráfica que hasta el momento se ha llevado a cabo acerca del concurso de Monigotes Gigantes de la ciudad de Guayaquil, organizado por un concejal de la G.A.D. Municipal; es fatal, no se ha maneja un correcto concepto en las piezas ni en los textos.
Se nota claramente que no se ha manejado una correcta estrategia en la campaña ni se han detallado objetivos comunicacionales. No se maneja una idea principal de persuasión.
Tampoco se han establecidos códigos gráficos y tipográficos específicos, pues cada pieza gráfica no parece pertenecer a un todo, que es la campaña gráfica, a pesar de que el código cromático sí parece haberse definido. Las constantes verbales y visuales en las piezas están mal hechas, pues sólo las han usado en ciertas piezas y en otras no.
Concurso de los monigotes Gigantes
El Promotor de éste evento era el desaparecido Marcelo Merchán y quien ahora tomó el mando de éste evento es el concejal de la ciudad de Guayaquil Manuel Samaniego. Una fecha exacta del inicio o nacimiento de la tradicional quema del Año Viejo o Monigote cada 31 de diciembre, en Latinoamérica, no existe.
El monigote que representa básicamente el año que termina, elaborado con ropa vieja, cartón o papel, relleno de paja o aserrín y con frecuencia con artefactos pirotécnicos, para ser quemado a la media noche del 31 de diciembre en un gran número de países latinoamericanos, desde México hasta Uruguay aunque la costumbre está más arraigada desde el punto de vista popular en Ecuador y Colombia.
En Ecuador desde fines de siglo XIX inició la tradición de quemar monigotes con la creencia de “acabar” con lo malo que ha ocurrido en ese año a nivel familiar, del barrio o de la nación. Por más de un siglo estaban hechos de aserrín hasta que a fines de la década del 70 aparecieron los de maderas, periódicos y cartón.
La tendencia cambió y desde hace 10 años empezaron a confeccionarse monigotes gigantes muy vistosos y muy elaborados, en especial, en el detalle de la expresión facial. En Ecuador, el folklorista Rodrigo Chávez González, menciona en una de sus obras de 1.961 la quema de muñecos o monigotes el 31 de diciembre de 1.871, en medio de un toque de queda decretado por el Presidente de la República, Gabriel García Moreno, quien temía que la oposición liberal aprovechara las explosiones de los juegos pirotécnicos para levantarse.
La práctica de quemar al personaje más odiado del momento en Ecuador también cambió y ahora, desde hace dos décadas, la mayoría de sentenciados a la hoguera de fin de año son las representaciones de los deportistas, funcionarios, caricaturas, cómic, actores y políticos más populares.
Historia de Los Monigotes
La elaboración, exhibición estática o procesional y culminación con quema del Año viejo, en medio de una fiesta cargada de símbolos, hace parte de las celebraciones de fin de año o noche vieja.
Los muñecos que se elaboran en familia, grupos de amigos o vecinos y se exhiben en los barrios y fuera del concurso que algunas autoridades regionales organizan, generalmente representan en forma no específica a un anciano con pelo canoso y arrugas, con expresión triste o lastimera si la máscara es muy elaborada.
Significado
La incineración a la medianoche del 31 de diciembre del muñeco es un ritual de purificación para alejar la mala suerte o las energías negativas del periodo que termina, así como de transición pues también se celebra la llegada del nuevo año aboliendo lo anterior. Como ritual de fuego representando la supresión de lo pasado para permitir una regeneración del tiempo y de las energías, la quema de un muñeco es común en muchas culturas y aun con transposición de fechas y de épocas tiene similares significados.
Orígenes
En la mayoría de países latinoamericanos a la costumbre se atribuye un origen hispánico y en España costumbres similares posiblemente sean derivados de rituales antiguos paganos europeos como las saturnales de los romanos o los rituales celtas como el Olentzero en el País Vasco y Navarra en España. En algunos países, como Perú y México, la costumbre ya tenía antecedentes autóctonos aborígenes prehispánicos en ritos agrarios y purificadores, y algunos de sus elementos como danzas y el vestuario de la comparsa se han incorporado al ritual actual como parte del sincretismo propio de una cultura mestiza. La noche del 31 los sí llamados viejos son expuestos en las puertas con los famosos testamentos.
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