Historia de la quema de Monigotes en Guayaquil - Ecuador
(Tradición Ecuatoriana)
El Promotor de
éste evento era el desaparecido periodista Marcelo Marchán conocido bajo el seudónimo de Tomás del Pelo y columnista de Diario El Universo y quien ahora tomó el mando de éste evento es el concejal de Guayaquil Manuel Samaniego.
Una fecha exacta del inicio o nacimiento de la tradicional quema del Año Viejo
o Monigote cada 31 de diciembre, en Latinoamérica, no existe.
El monigote que
representa básicamente el año que termina, elaborado con ropa vieja, cartón o
papel, relleno de paja o aserrín y con frecuencia con artefactos pirotécnicos,
para ser quemado a la media noche del 31 de diciembre en un gran número de países
latinoamericanos, desde México hasta Uruguay aunque la costumbre está más
arraigada desde el punto de vista popular en Ecuador y Colombia.

En Ecuador desde fines de siglo XIX
inició la tradición de quemar monigotes con la creencia de “acabar” con lo malo
que ha ocurrido en ese año a nivel familiar, del barrio o de la nación. Por más
de un siglo estaban hechos de aserrín hasta que a fines de la década del 70
aparecieron los de maderas, periódicos y cartón.
La tendencia
cambió y desde hace 10 años empezaron a confeccionarse monigotes gigantes muy
vistosos y muy elaborados, en especial, en el detalle de la expresión facial.
En Ecuador, el folklorista Rodrigo Chávez González, menciona en una de sus obras de 1.961 la quema de muñecos o monigotes el 31 de diciembre de 1.871, en medio de un toque de queda decretado por el Presidente de la República, Gabriel García Moreno, quien temía que la oposición liberal aprovechara las explosiones de los juegos pirotécnicos para levantarse.
En Ecuador, el folklorista Rodrigo Chávez González, menciona en una de sus obras de 1.961 la quema de muñecos o monigotes el 31 de diciembre de 1.871, en medio de un toque de queda decretado por el Presidente de la República, Gabriel García Moreno, quien temía que la oposición liberal aprovechara las explosiones de los juegos pirotécnicos para levantarse.
La práctica de
quemar al personaje más odiado del momento en Ecuador también cambió y ahora,
desde hace dos décadas, la mayoría de sentenciados a la hoguera de fin de año
son las representaciones de los deportistas, funcionarios, caricaturas, cómic,
actores y políticos más populares.
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